Este cuento lo escribí en octubre del 2023 para una Antología de terror ABDL editada por mi amigo Dorian Logan, la cual pueden leer en Amazon o Google Libros, se las recomiendo muchísimo.
Este cuento está basado en el sketch “Prestando la misma atención” de “El show de los once”, programa de sketches de comedia familiar de la barra de programación del canal 11 en México en el año 2006.

Capítulo 3 – Mago
Dana estaba poniéndose demasiado ansiosa, así que comenzó a llorar, tampoco estaba controlando eso, en una situación así probablemente no lloraría, pero ahora no podía controlarse, Papá la sentó en sus piernas y comenzó a arrullarla, el aroma de papá la estaba calmando, de pronto ya no sintió ningún deseo de llorar, papá le limpió los ojitos y la nariz con un pañuelo y volvió a dejarla en la cama viendo la televisión.
Unos momentos después sonó el timbre de la casa, mamá bajó a abrir la puerta y ahí escucho el inconfundible sonido de la voz de su mejor amiga, no entendía lo que mamá decía, pero extrañamente si entendía todo lo que Susy decía, no se le ocurrió nada mejor que hacerse la dormida, cuando papá la vio la llevó cargando a su cuna, en donde le puso su pijama, la cubrió con las cobijas y cerró la puerta.
Intentó escuchar que sucedía, pero como la puerta estaba cerrada no podía escuchar casi nada, solo pasos que subían y bajaban las escaleras, aún había luz afuera pero el sol ya estaba ocultándose por lo que calculo que debían ser como las seis de la tarde, probablemente papá y mamá saldrían a una fiesta y no llegaría hasta bien entrada la noche, por lo que se quedaría todo el tiempo con Susy. Pensó que si seguía haciéndose la dormida no tendría que ver o hablar con ella y así no la vería en ese estado, pero también pensó que si había entendido bien a Susy probablemente ella también la entendería a ella, a diferencia de sus padres con los que no se podía comunicar, al parecer el hechizo no le había afectado a su amiga.
Minutos después escuchó que el auto salía del jardín, se asomó por la ventana y pudo ver al auto dando vuelta por la calle, después unos sonidos de pasos que venían del pasillo la hicieron dar la vuelta y se metió rápidamente debajo de las cobijas.
La puerta se abrió y la habitación se iluminó con la luz del pasillo, los pasos se acercaban a la cuna y de repente sintió una mano sobre su espalda.
-Dana, Dana, ¿Estás despierta?
Dana prefirió no contestar y seguir con el engaño
-¿Dana que sucede?, cuando tu madre me llamó para que cuidara al bebé, supuse que se trataba de tu hermanito como siempre, me preguntaba porque no me habías respondido los mensajes en todo el día, y ahora resulta que el único bebé de esta casa eres tú, por favor dime qué está pasando.
Efectivamente, el hechizo no había afectado a su amiga, al parecer solo a sus padres, que bueno que no habían tenido la grandiosa idea de salir a dar una vuelta al parque o al centro comercial, toda la gente los vería muy raro.
Dana decidió que no tenía caso seguir fingiendo que estaba dormida, además si podía comunicarse con Susy, esta podría ayudarle. Se quitó la cobija del rostro y se apartó los cabellos de la boca.
-No sé qué sucedió Susy, hoy amanecí en esta cuna y mi cuarto ahora era este, no hay nada de mis muebles o mi ropa anteriores. Creo que fue el mago de anoche quien hizo esto.
-No creo que fuera un mago de verdad, solo era un hombre disfrazado, como todos en Halloween.
Dana le explicó a Susy todo lo que había pasado ese día, de cómo sus padres no podían entender lo que decía, hasta la dificultad para caminar y mantener el equilibrio o poder escribir o comer con cubiertos, todo excepto lo de los pañales, eso le daba mucha vergüenza.
Susy bajo los barrotes de la cuna y ayudó a Dana a bajar de la cama, quien se sostuvo de ella para poder caminar, sus padres podían levantarla en brazos porque eran grandes, pero Susy no podría. Bajaron a la sala y se sentaron en el sillón, Susy no la soltó nunca de la mano, en especial en las escaleras. Pusieron la televisión de fondo y siguieron conversando de todo lo extraño que era esa situación.
Susy empezó a notar todos los artículos para bebé que había dentro de la casa, el corral, los juguetes y la sillita alta, todo pero a una escala más grande, no lo podía creer, de repente le pareció muy lindo que su mejor amiga fuera una bebita y ella su niñera, siempre había visto a Dana como una amiga, aunque como Susy era más alta y desarrollada, sentía que a veces la estaba cuidando como a una hermanita menor, aunque las dos fueran prácticamente de la misma edad, incluso se podría decir que Dana era mayor que Susy por dos meses de diferencia.
Susy se levantó para ir al baño, y Dana recordó que ella no podía darse ese lujo, no sabía cuánto más podría ocultar lo del pañal o tan solo si hasta ese momento lo había ocultado ya que su pijama era delgada y el pañal bastante abultado, aunque en realidad Susy no había mencionado nada de eso, tal vez solo lo hacía por educación, para no hacer sentir mal a su mejor amiga.
Regresando del baño Dana y su amiga empezaron a repasar todo lo sucedido el día anterior, desde que estaban terminando sus disfraces de Halloween hasta el pedir dulces en la calle, pasando por el extraño mago y el gatito de peluche que le regaló.
Ambas estuvieron de acuerdo que probablemente el gatito fue el que escuchó el deseo de Dana de ser tratada de la misma manera que su hermanito, pero lo había interpretado de manera literal, ahora Dana era la bebé de la casa y sus padres la trataban como tal, si querían revertir el hechizo, lo primero que debían hacer era encontrar al famoso gato.
Ambas subieron las escaleras de la mano y despacio, pues Dana no podía caminar de manera correcta, durante todo ese tiempo el pañal se había encargado de hacer su trabajo, estaba lleno de pipí y de popó y Susy no pudo seguir fingiendo más.
-Dany, ¿Quieres que te cambie tu pañal? -Le preguntó a su amiga mientras le daba una leve palmadita en el abultado trasero.
Dana se puso roja de vergüenza, primero hizo como que no había escuchado, pero también había notado que se había hecho popó y ya empezaba a estar incomoda, pero aún así no respondió nada.
Entraron a la habitación de Dana y Susy la ayudó a subirse al cambiador, la recostó y le quitó con cuidado el pantalón de la pijama. Dana no podía creer que Susy la fuera a ver desnuda, claro que esta era una fantasía en la que ya había estado, pero el escenario no se parecía en nada con sus fantasías, estar acostada con un pañal sucio esperando un cambio, no era la manera en la que se había imaginado que sería la primera vez que Susy la viera desnuda.
Dana se tapó la cara con las manitas tratando de ocultar su vergüenza, su amiga lo noto y le dijo que no se preocupara, que ella entendía que en este momento era solo una pequeña bebé y que no controlaba su cuerpo, que sabía que, si la situación fuera al revés, Dana haría lo mismo por su amiga.
Abrió los cajones del cambiador y sacó el bote de talco y las toallitas húmedas, tomó también un pañal con diseño de conejos y lo desdobló junto a la adolescente en pañales que tenía enfrente de ella.
Susy la hacía de niñera varias veces a la semana, por lo que los cambios de pañal no eran nada nuevo para ella, incluso se consideraba una experta cambiando pañales y cuidando bebés, aunque nunca se imaginó que su mejor amiga sería uno de esos bebés en algún momento.
Desprendió una a una las cintas del pañal y bajo la parte frontal, dejando al descubierto el pequeño desastre que Dana había hecho. Le levanto las piernas y comenzó a limpiar todo con una toallita húmeda, después quitó el pañal sucio y termino de limpiar toda la zona, con gran maestría y sin dejar de sostener las piernas de su amiga en el aire hizo bolita el pañal sucio y colocó el pañal nuevo debajo de la cadera de la chica, acomodo sus piernas y espolvoreó talco por toda la zona, el aroma del talco comenzó a tranquilizar a Dana que en este momento se encontraba en un trance conflictivo, por un lado se moría de vergüenza de que su amiga le estuviera cambiando los pañales sucios, por otro se sentía muy bien de tener un pañal fresco y estar limpia, y además la idea de que Susy le estaba tocando sus partes íntimas le excitaba como nunca había estado.
La niñera terminó de poner el pañal, lo hizo incluso mejor que los papás de la bebé. Ayudó a su amiga a incorporarse y al verla un poco nerviosa le puso el chupón que estaba en la cuna dentro de la boca, Dana no lo rechazó y simplemente empezó a succionar.
Las chicas empezaron a buscar al gato dentro de la habitación, pero este no aparecía por ningún lado. Buscaron por debajo de la cuna y el cambiador, dentro del armario y en todos los juguetes del cuarto, pero no apareció, al parecer, al igual que la independencia de Dana, este se había esfumado. Como ese día era el segundo día de Halloween, pensaron que podrían buscar de nuevo al mago para que revirtiera el hechizo y Dana pudiera regresar a la normalidad.
Jugaron un rato con los juguetes hasta que se hizo de noche, pensaron en salir con los mismos disfraces del día anterior pero el de Dana ya no estaba, además que le sería complicado caminar en la calle, la niñera sacó el carrito para bebés y convenció a Dana de subirse en él, la cubriría con una cobija para que nadie pudiera verla.
Susy metió a Dana a la carriola y por costumbre cargo también una pañalera con un biberón, papilla, dos pañales, toallitas húmedas y talco, también le puso su chupón para controlar sus nervios y le dejó un muñeco de peluche junto a ella.
Salieron a la calle, había un montón de niños paseando y jugando, todo iba bien, nadie estaba prestando realmente atención a Susy llevando una carriola, hasta que se encontró con su maestra de la escuela, quien iba con sus dos pequeños hijos para pedir dulces, la chica quiso evitar el contacto visual en cuanto se dio cuenta, pero ya era demasiado tarde, la maestra levantó la mano para saludarla y se acercó, retirando la cobija que estaba sobre la carriola para saludar al ocupante.
-Hola Susy, ¿Quién es la criatura que llevas de paseo?
Susy no tuvo tiempo de reaccionar ni de responder
-Ohh ¿es Dana? ohh ya veo, que buen disfraz de Halloween, muy creativas como siempre, la madre y su bebé, mira hasta tienes un chupón, te ves tan tierna – le dijo a Dana mientras le apretaba la mejilla. Uno de los niños de la maestra tiró de su mano en señal de que quería que se fueran a seguir pidiendo dulces.
-Bueno chicas, las dejo, siganse divirtiendo, feliz Halloween
Susy y Dana se despidieron moviendo la mano en el aire, aliviadas de haber pasado como dos chicas disfrazadas para las festividades.
Siguieron caminando hasta llegar a la calle en donde se encontraba la misteriosa casa del mago, pasaron una vez, pero la casa no se veía por ningún lado, fue hasta la segunda vez que pasaron por la misma calle que pudieron ver la casa, el patio tenía unos escalones para entrar, por lo que Susy no pudo subir el carrito, ayudó a Dana a bajar y ambas se acercaron a la puerta y tocaron el timbre.
Nadie respondía. Tocaron una segunda vez y les abrió un niño con un disfraz de gato, el cual se veía muy similar al gatito de peluche que le había regalado el mago a Dana la noche anterior.
Las chicas pidieron hablar con el hombre que las recibió ayer, pero el niño les dijo que no se encontraba en casa y que no regresaría hasta navidad, y que cualquier cosa que quisieran arreglar con él, tendría que esperar hasta el 25 de diciembre.
Las chicas quedaron decepcionadas, Susy ayudó a Dana a subir de nuevo en el carrito.
-Parece que alguien necesita un cambio otra vez -dijo mientras le palmeaba el acolchado y abultado trasero.
-Serán unas largas semanas hasta navidad – Dijo Dana mientras se volvía a colocar el chupete en la boca y abrazaba a su muñeco de peluche.

Este cuento lo escribí en octubre del 2023 para una Antología de terror ABDL editada por mi amigo Dorian Logan, la cual pueden leer en Amazon o Google Libros, se las recomiendo muchísimo.
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