Chico convertido en bebe con chupete en la boca sobre sillita de bebe

Karma en pañales

Chico convertido en bebe con chupete en la boca sobre sillita de bebe
Esta historia fue publicada en mi cuenta de Wattpad en septiembre del 2017. La versión que estas a punto de leer tiene correcciones gramaticales y de estilo para tener una lectura más fluida, también reescribí algunos diálogos y mejoré las acotaciones.
N del A.

Índice


Mis padres me dijeron que saldrían unos días a ver a mi abuelo que estaba muy enfermo en su casa, para convencerlo de ir al hospital, mi abuelo es el típico hombre testarudo que nunca hace caso a los médicos y cree que nunca está enfermo. Él vive en otra ciudad como a 10 horas en auto, mis padres estarían con el todo el fin de semana para ayudarlo en su casa y convencerlo de que vaya al hospital, mi padre y mi tío lo obligarían en caso de ser necesario –o eso le dijo mi padre a mi mamá-.
Yo no podía ir ya que mis padres estarían ocupados con mi abuelo por lo que me quedaría en casa de mis primos Jacob y Elías bajo su cuidado, ya que sus padres también irían a casa del abuelo.

Llegó el día de ir a casa de mis primos, a mí me gusta mucho estar con ellos, aunque son 10 años mayores que yo (yo tengo 11 años y ellos 21, son gemelos obvio), siempre me han tratado muy bien, jugamos FIFA y Call of Duty, también vemos películas de terror y jugamos básquet ball. Hace ya varios meses que no los veo, pues antes los veía muy seguido porque vivían cruzando la calle, pero hace casi un año nosotros nos mudamos al otro lado de la ciudad. Por eso estoy muy emocionado de ir a su casa.


Aunque todo tiene su pequeño lado negativo, mi prima Sara.

Ella es mayor que yo por un par de meses y siempre fue una niña muy linda, todos mis tíos y tías la querían mucho por lo que a mí me daban celos cuando éramos pequeños. Por eso siempre me la pasaba molestándola y ella me acusaba con mi padre que siempre me regañaba y me castigaba cuando me metía con ella. Me burlaba mucho hasta hacerla llorar porque un día como a los 8 o 9 años, descubrí que mojaba la cama y su madre le ponía pañales para dormir. Aunque era yo el que me metía con ella, Sara siempre buscaba una excusa para hacerme enfadar y que la empujara o le hiciera algo para que mi padre me regañara enfrente de todos y me castigara, aunque cuando estábamos enfrente de nuestros padres ella siempre se portaba muy dulce y yo tenía que fingir que me llevaba bien con ella.
El día llego, yo estaba muy emocionado de poder ver a mis primos favoritos de nuevo, después de un largo tiempo, me quedaría a dormir con ellos dos noches, llevaba en mi mochila mi ropa, que empaco mi madre porque dice que siempre me llevo la ropa más rota y vieja que tengo, y mi control del Xbox para poder jugar los tres al FIFA.

Comenzó el viaje, aproximadamente era una hora en auto a la casa de mis primos, pero por el tráfico se hicieron dos horas, por fin llegamos, me baje muy emocionado del auto. La primera en recibirme fue mi tía, que me abrazo y me beso y no dejaba de decir cuánto había crecido, pensé que exageraba pues solo habían pasado como 11 meses desde la última vez que nos vimos, después de saludar a mi tío fui a la sala en donde se encontraban Jacob y Elías. Nos saludamos y nos pusimos a jugar FIFA en el Xbox. Un rato después su madre nos llamó para comer, también llamo a Sara que estaba en su cuarto desde que llegamos, me había olvidado completamente de ella.
Al verla me di cuenta de que había cambiado muchísimo, era más alta que antes, ahora más alta que yo, y lucia ya como una adolescente, se vestía como tal y hasta usaba zapatos altos. En cambio, yo aún parecía un niño, la voz no me había cambiado y utilizaba pantalones cortos y una playera de Mickey mouse.
Terminamos de comer y los padres ya se estaban despidiendo de nosotros, mi padre me advirtió seriamente que obedeciera a mis primos y que respetara a Sara, que si tenía una queja de mi comportamiento me castigaría sin Xbox y sin salir de mi habitación durante 6 meses, mi padre nunca se anda con juegos a la hora de dar castigos. Saqué mi maleta del auto y me despedí de mi madre.

Entramos los 4 a la casa, yo me fui directo al Xbox para seguir jugando, mis primos fueron a su habitación, les pregunté qué iban a hacer y me dijeron que se darían un baño porque toda la mañana habían estado arreglando el jardín por encomienda de su madre y estaban llenos de tierra y sudor, eso me constaba.
Jugué un rato solo FIFA y escuche como iban bajando las escaleras, me llego un olor a loción de caballero, voltee y allí estaban los gemelos perfectamente peinados, arreglados y perfumados, me extrañe demasiado y les pregunte que a donde iban, me respondieron que iban a un rave a las afueras de la ciudad durante todo el fin de semana, llegarían el domingo antes de que los padres lo hicieran, y que más me valía no decir nada o estaría en serios problemas. Les pregunte que, si me dejarían aquí solo, que yo no sabía hacer de comer ni nada, me dijeron que no me preocupara que Sara se encargaría de todo, que ya ha estado sola antes y me cuidaría bien. En ese momento bajo Sara, yo estaba muy triste porque mis primos me abandonarían.

-Descuida bebé yo me hare cargo de ti -Dijo Sara sin despegar sus ojos de su teléfono.
-Bueno chicos nos vemos el domingo, recuerden nada de esto a los adultos -Dijo Elías.
-Y no vayan a incendiar la casa -Dijo Jacob en tono de burla.

Los gemelos salieron de la casa, se subieron al auto de su padre y se perdieron de mi vista. Yo estaba triste y decepcionado, me senté en el sillón de la sala y apagué el Xbox para ver algo en la televisión. Cambié los canales y me di cuenta que solo se ponían los de Nickelodeon, Disney y canales para niños chiquitos, quería ver algo de ESPN, el futbol o el básquet ball pero no me daban los canales. Fui a buscar a Sara para que me dijera como poner esos canales.
Toque la puerta de su habitación y me pregunto desde adentro que quería, le dije que quería poner los canales de deportes pero que no podía, me dijo que se estaba cambiando y que bajaría en un momento a ayudarme.
Regrese al sillón y deje la televisión encendida sin prestarle atención mientras leía una de las revistas que estaban en la sala, era de automóviles. Minutos después bajo Sara.

-Qué lindo mi bebé viendo sus caricaturas -Dijo en tono burlón.
Levante la mirada y vi que estaba Paw Patrol en la televisión
-No estoy viendo la tele, estoy leyendo esta revista, ahora ya dime como poner los canales de deportes, quiero ver el futbol.
-Los nenes no pueden ver futbol, le puse el bloqueo infantil a la televisión, solo puedes ver caricaturas como niño bueno.

Eso me enojo demasiado, estaba a puno de levantarme para darle un buen golpe, pero en eso recordé las palabras de mi padre, estaba enfurecido por la actitud de Sara y triste por la traición de mis primos, así que lo único que atiné a hacer fue subir a la habitación de mis primos, antes de que el enojo me dominara y le soltara un buen golpe a Sara.

Incidente

Me senté en la cama de Elías y vi su iPod sobre el escritorio, me puse sus audífonos y me acosté en su cama, la música me relajo y sin darme cuenta caí dormido.
Desperté y el iPod seguía reproduciendo música, me quité los audífonos y vi el reloj, me había quedado dormido casi tres horas. Me quite la cobija de encima, cobija que no recordaba haberme puesto, y me levante de la cama, en ese momento me di cuenta de que había una gran mancha tibia y húmeda en la cobija, en el colchón y en mis pantalones. Me quede helado. No sabía qué hacer. Me quede inmóvil unos instantes. ¿Cómo había sido eso posible? Jamás me había pasado algo similar, ni cuando era pequeño.

Me tranquilice un poco y busque la manera de solucionarlo. Lo único que me preocupaba es que Sara se diera cuenta de lo que me había pasado. Pero ella nunca entraba al cuarto de sus hermanos, eso ya era ventaja. Abrí la puerta un poco y me asomé por el pasillo para ver si ella estaba cerca. No había nadie. Cerré la puerta, quite la cobija y las sábanas del colchón, lo voltee y agarre la cobija y las sábanas que estaban mojadas y las oculte en el armario.
Lo que único que me faltaba era cambiarme de ropa. Había dejado mi maleta en la sala. No me podía arriesgar a que Sara me viera con los pantalones mojados así que se me ocurrió tomar unos shorts de alguno de mis primos. Busque en sus cajones y encontré uno que me podría quedar, me quite el pantalón y el calzoncillo, con una toalla que estaba en la cama me seque mis partecitas y mis pompis. Cuando dejé la toalla en la cama me di cuenta de que Sara estaba parada en la puerta con mi maleta en las manos.
Me volví a quedar paralizado. Sara dejo la maleta a un lado de la cama.

-Genial no le pusieron pañal al bebé y ahora hizo un desastre -Dijo reprochando.
Yo no sabía que hacer o que decir, solo pude cubrirme con mis manos.
-Bueno bebé creo que hay que cambiarte esa ropa mojada de pis -Dijo en tono codecendiente.

Abrió mi maleta y empezó a sacar mi ropa, la acomodo en la cama, saco mi pijama de Minions y la vio con una sonrisa.

-Que linda pijama bebé -Dijo con una sonrisa burlona.
Hacía mucho que no usaba ese pijama, mi madre debió empacarla porque estaba limpia. Me estaba muriendo de vergüenza.
-Lárgate de aquí y deja ahí mi ropa -Le dije furioso
-Uy, el nene está enojado
-Deja de llamarme así o verás!
-Si me haces algo le diré a tu padre que me estuviste molestando y golpeando todo el fin de semana, así que ve bajando tu tono conmigo
Me calme, pues esa amenaza era muy seria.
-Bueno, yo te cambio de ropa, tú no te preocupes, trae tu pijamita y ven a mi habitación, afortunadamente soy una niñera precavida y tengo todo lo necesario para cuidar a mi nene. -Dijo con autoridad.
No entendí a qué se refería, me puse el pantalón de pijama de minions y agarre la parte de arriba y la seguí a su habitación.
-Siéntate en la cama y quítate toda la ropa.
-No hare eso
-No me contradigas o ya sabes lo que pasará -Dijo cambiando su rostro amigable a uno serio.

Me resigne. Me quite la playera y el pantalón. Ella fue a su armario y saco una enorme caja. La abrió y empezó a sacar una por una las cosas que estaban dentro y ponerlas sobre un mueble. Un par de mamelucos azul celeste, biberones, chupones, baberos y vasitos entrenadores, toallitas húmedas, talcos, cremas, aceites y una enorme bolsa de pañales Pampers, también varias playeras y una gorra. Tomo un chupón y le lo metió a la boca.

-Esto es para que dejes de replicarme
Yo no atine a hacer nada más que escupir el chupón, ella lo levantó del suelo enojada.
-No seas un nene malo o te daré tus nalgadas
-Estás loca si crees que usare esas cosas -Le dije furioso

De repente, en dos movimientos, me tenía bocabajo sobre sus piernas, intenté zafarme, pero ella era más fuerte que yo, sentí varios golpes en mis pompis, mientras gritaba de desesperación. Me levantó y me dejó en donde estaba, tomó el chupón y me lo metió en la boca de nuevo.

-Eso les pasa a los nenes malos, ahora se buen niño y acuéstate.
Yo estaba rojo de vergüenza, no sabía qué hacer, lo único que se me ocurrió fue obedecer la orden de acostarme.

Ella abrió la bolsa de pañales y sacó dos, los puso al lado de mí, podía ver que tenían dibujos de Elmo y demás personajes de plaza sésamo, eran para bebés, pero se veían bastante grandes, estaba seguro de que me quedarían. Después tomó un bote de talco, un bote de aceite para bebés y un paquete de toallitas húmedas y también lo puso al lado mío.
Abrió el paquete de toallitas y sacó una, me empezó a limpiar mi penecito con delicadeza, después tomo otra y me alzo las piernas, me paso la toallita por las nalgas y por mi colita, uso 4 o 5 toallitas hasta que estuvo satisfecha. Después se puso aceite en sus manos y me lo empezó a esparcir por toda la zona, olía realmente bien. Yo estaba paralizado en ese momento, me sentía muy avergonzado y solo quería llorar, me contuve, pero unas lágrimas empezaron a resbalar de mis ojos. Tomó uno de los pañales y se dio cuenta de que yo estaba llorando, me dio un beso en la frente mientras desdoblaba el pañal que despedía un aroma muy rico y relajante.

-Ya casi estas limpio y seco mi bebé, no llores. -Dijo con voz dulce

Tomó el pañal y me lo puso debajo de las piernas, lo acomodó un poco y luego tomó el talco. Me lo esparció por mi colita y mi penecito, me bajo las piernas y puso un poco más de talco, en ese momento toda la habitación olía riquísimo y yo me estaba relajando mucho.
Alzó la parte delantera del pañal y me tapo mi cosita, apretó muy fuerte las cintas y me dio unas palmaditas cuando terminó.

-Listo mi bebé Esta seco y fresco.

Tomó las cosas que había usado y las puso en el mueble otra vez, yo estaba acostado todavía. Después agarró una de las playeras, era azul celeste y vi que tenía un enorme Mickey mouse en el frente.

-Mira como la tuya.
Yo solo alcance a sonreírle cínicamente desde atrás del chupón.
Me puso la playera, pero me di cuenta de que no era una playera común, era larga y tenía unos broches al final, como las que usan los bebés.

Es que… me hice popó

Después de abrocharme el bodie entre mis piernas me puso un gorrito celeste, para ese punto yo ya había aceptado mi situación.

-¡Ay pero que mono te ves! -Me dijo mientras me apretaba los cachetes.
-Ahora vamos abajo que tengo que prepararte la cena.

Camine hacia la entrada, sentía como el pañal se contoneaba a cada paso, no podía verlo porque el bodie lo cubría completamente, caminaba un poco raro porque mis piernas se separaban más de lo acostumbrado, pero por alguna razón me sentía a gusto con el pañal puesto, sin mencionar que olía delicioso.
Sara me tomó de la mano para bajar las escaleras, quería soltarla pro preferí no hacerla enfadar, llegamos a la sala y en frente del sillón había un corralito para bebés. Volteé a ver a Sara como preguntando si eso era necesario, una sonrisa fue lo que recibí de respuesta.

-Espérame aquí en tu corralito nene, yo prepararé la cena, te pondré tus caricaturas en la tele.
Escupí el chupón de la boca con fuerza y me arranque el gorrito y lo tire al suelo.

-Esto ya es demasiado, me niego a ser tratado como un bebé, ¡soy casi un adolescente! No me importa lo que le digas a mi padre, prefiero ser castigado por el que hacer estas tonterías.
-Muy bien señor adolescente, entonces, ¿no te importará que suba al grupo de whatsapp de la familia esta foto? -Dijo mientras me enseñaba en su teléfono una foto mía, dormido en la cama de Elías con el pantalón y las cobijas orinados.
-La tomaste mientras dormía, ¿Tu hiciste que me orinara verdad?
-¿Cómo voy a hacer yo que te orinaras?, eso lo hiciste tu señor niño grande, ahora levanta lo que tiraste y metete al corral a no ser que quieras que toda la familia y tus amigos se enteren de tu «incidente».
No tenía opción, resignado tomé el chupón y me lo metí a la boca, también me puse el gorrito.
-Así me gusta, prepararé la cena, tu juega con tus juguetes y ve las caricaturas.

Me metí al corralito, era algo grande pues yo cabía perfectamente acostado, aunque bueno en realidad no era muy alto, apenas medía 145cm. En el corral había varios peluches, juguetes con sonidos, bloques de construcción y algunos autos de plástico.

-Toma nene por si te da sed -Dijo Sara mientras estiraba la mano con un vasito entrenador con dibujos de paw patrol.
Era uno de esos vasos para niños pequeños que tienen un pico por donde tomar el agua. Tarde unos momentos en estirar la mano y agarrarlo.
No toqué nada, solo me senté en una esquina, después de varios minutos me empecé a aburrir y agarre los autos, en realidad me gustan los autos, tengo varios en casa aunque son diferentes, son modelos a escala y estos más bien eran infantiles, de un plástico suave.
Me dio sed, así que agarre el vasito, intente quitarle la tapa para tomar como si fuese un vaso normal pero estaba demasiado apretada y no quería derramar todo por accidente, así que le tome desde el piquito.
Jugué un poco con los autos, paseándolos por todo el barandal del corralito, escuché una risita de Sara y volteé hacia arriba, ahí estaba ella con su teléfono tomándome una foto. Rápidamente dejé el carrito en el suelo y me puse rojo de vergüenza.

-Ya está la cena mi nene, ¿tienes hambre?
No conteste nada
-pregunte que si tenías hambre -Dijo ella mientras levantaba el teléfono, haciendo como que me tomaría una foto
-Si -Respondí entendiendo la amenaza
-Muy bien, ven.
Fuimos al comedor, en uno de los lugares una silla había sido cambiada por una periquera para bebés, era blanca con celeste. Sara quitó el seguro de la sillita y removió la parte delantera.
-ven sube -Dijo mientras daba palmaditas con su mano en el asiento.
No replique, me subí a la sillita que era bastante robusta y sólida, entre perfectamente. Sara coloco la parte delantera en su lugar, le puso el seguro y se fue a la cocina.

Regresó con dos platos con espaguetis y albóndigas, después una taza de café y un biberón con leche chocolatada, yo estaba consiente de cual era suyo y cual mío. Puso un plato sobre la periquera y con una cucharita infantil corto en pedacitos mis albóndigas y mi espagueti, me puso un babero de whinnie pooh y me puso el biberón enfrente.

-Te gustan las albóndigas bebé?
-Si -Le respondí después de quitarme el chupón de la boca y ponerlo a un lado del plato.
-Perfecto, ahora a comer.
Me puse a comer, pero me era un poco difícil agarrar el espagueti con la cucharita.
-Me puedes dar un tenedor? -Pregunté.
-Los tenedores solo son para niños grandes.
-Pero no puedo comer esto con una cuchara y menos con una tan pequeña.
-Inténtalo, si no puedes, en cuanto yo termine de comer te doy en la boquita ¿Te parece?
No respondí, intente comer con la cuchara, sería menos humillante que ser alimentado en la boca. Después de michos intentos y mancharme el babero y la ropa de salsa y pasta, me desesperé y empecé a comer con las manos. Después de un rato Sara se dio cuenta.
-No bebé, así no se come, si no sabes comer solito mejor yo te doy en la boquita.
Tomó el babero y me limpio la cara que tenía muy manchada de salsa, agarró un tenedor y lo metió en mi plato, después lo levanto y lo dirigió a mi boca.
-A ver, aquí viene el avioncito. -Dijo en tono infantil moviendo el tenedor de un lado a otro.
Yo me resistía, entonces me hizo cosquillas en la pancita, no me pude resistir y me comencé a reír, ella aprovecho para meter el tenedor a mi boca.
-Muy bien mi nene
Me resigne, tenía hambre y sabía que ella no me dejaría comer solo. Termine de comer y me dio sed, no quería tomar del estúpido biberón, pero sabía que no tenía opción. Espere a que ella se levantara para llevar los platos a la cocina y tome el biberón. Estaba tibio y delicioso. La sensación de tomar de biberón era realmente relajante, la lechita entraba a mi boca de poquito en poquito, cerré mis ojos para disfrutarlo, pero un sonido interrumpió todo. Era Sara que me había hecho otra foto.
-Ya deja de tomarme fotos, haré todo lo que me digas.
-Está bien bebito, lavaré los platos y limpiaré la cocina, tu quédate aquí quietecito y termínate tu bibe ¿de acuerdo?.
-De acuerdo.

Sara se fue a limpiar la cocina, yo seguí tomando mi biberón, realmente lo estaba disfrutando.
Al poco rato me entraron ganas de hacer pis, pensé en bajar de la sillita e ir al baño, trate de quitar el seguro pero era imposible, tenía un pequeño candado con llave. Pensé en esperar hasta que Sara me bajara de ahí, pero los minutos seguían pasando, me aguanté lo más que pude, pero la naturaleza gano la batalla. Poco a poco deje salir todo el pipi dentro del pañal, sentí un chorro tibio bajo mis pompis, pensé que en cualquier momento se iba a salir del pañal, pero no, el pañal aguanto todo perfectamente, termine de sacar todo el pipi, el pañal se sentía tibio y húmedo, de repente me entraron ganas de hacer popo, eso sí, ni pensarlo.
Trate de aguantar más, pero de verdad que no pude, deje salir un poco de popo y después el resto, estaba demasiado avergonzado y me puse a llorar.
Pasó un rato y la popó me empezaba a incomodar, me picaba y el olor era muy molesto, decidí hablarle a Sara para que me sacara de esa estúpida silla y me dejara ir al baño a limpiarme.

-¡Sara! -Grite entre sollozos
-¿Que pasa cielito?
-Bájame de aquí
-Ya casi nene, ya termino de limpiar
-Necesito que me bajes ahorita
-¿Porque? ¿Pasó algo?
Tarde un poco en contestar
-Es que… me hice popo -Dije en voz baja y sollozando
-¿Hiciste que nene? -Preguntó aunque ya había escuchado claramente.
-¡Popó!

Cremita antirozaduras

-Espera un poco bebé, ya estoy terminando -Dijo con naturalidad desde la cocina, ni siquiera pareció sorprenderle la noticia.
Yo estaba sollozando por dos razones, una, la incomodidad de tener el pañal sucio, y dos, haberme hecho popo y pipi encima con 11 años de edad.
Vi mi chupón y me lo metí a la boca, por alguna razón el chupón me había relajado mientras Sara me ponía el pañal la primera vez, así que lo tomé de aun lado del plato sin pensarlo dos veces. Empecé a chuparlo lentamente y me calme, deje de llorar y me sentía más tranquilo.
Sara llegó y me dio un beso en la frente, yo tenía aún los ojos llorosos.

-Ya bebé, tranquilo, ya estoy aquí. -Dijo mientras quitaba el seguro a la sillita alta y retiraba la parte de enfrente para que yo pudiera salir.
-¿Fuchi! Creo que tenemos un niño apestosito aquí ¿verdad?
Me puse muy rojo y me tapé la cara con las manos.
-Está bien nene, ¿Qué te parece si te quito ese pañal cochino y te doy un rico baño de burbujas eh?
Yo asentí con la cabeza sin quitarme las manos de la cara.
-Bueno pues vamos arriba para cambiarte y darte tu baño antes de dormir.

Me quitó las manos de la cara y me tomo de la mano, caminamos hacia las escaleras, en ese momento mi pañal estaba demasiado abultado y me costaba mucho trabajo caminar bien. Llegamos a su recamara, me soltó la mano y fue al mueble y tomo un tapete plástico bastante grande con dibujos de plaza sésamo, lo coloco sobre la alfombra y lo extendió hincada en el suelo.

-Tráeme las cosas para cambiarte esa popó nene. -Me dijo señalando el mueble en donde estaban las cosas.

Fui hacia el mueble y me quede observando todas las cosas que estaban allí, la bolsa de pañales pampers, decía talla 8 y había una fotografía de un bebé como de tres años usando un pañal con dibujos de Elmo y plaza sésamo, no podía creer que esos pañales que eran para un bebé de dos años pudiesen quedarme tan bien, después pase mis ojos por el talco y el aceite marca Jhonsons Baby, vi que también había un jabón y shampoo para bebés de la misma marca, había también varios mamelucos grandes con diseños de patitos, de biberones, de ovejitas y de huellitas de perro, también más pañaleros como el que traía puesto. Había otro chupón y algunos biberones. También varios sonajeros y juguetes para bebés.

-¿Qué pasa bebito? ¿Por qué tardas tanto? -Me dijo mientras caminaba hacia donde yo estaba. -Veo que te gustan tus nuevas cosas ¿verdad?
-¿De dónde sacaste todo esto? -Pregunté quitándome el chupón de la boca.
-Las compre por internet hace unos días cuando me enteré que venias de visita, ahora acuéstate en el tapete para que te pueda quitar ese pañal apestoso.

Le hice caso, pero me quedé con la incógnita del porque había comprado todas esas cosas. Tenía planeado tratarme como bebé desde un principio, eso quedaba claro, tal vez en venganza de todas las burlas que yo le había hecho acerca de que mojaba la cama y su madre le ponía pañales para dormir, por un lado, creo que me lo merecía, pero al mismo tiempo pensé que era una exageración, ¿no le bastaba solo con hacerme usar pañales para dormir? ¿Por qué debía tratarme como a un bebé? Y lo más importante, ¿Cómo lo había conseguido? No habían pasado ni 8 horas desde que llegue a su casa y ya estaba vestido como todo un bebé incluido un pañal lleno de pipi y popo.
Sara puso de nuevo el paquete de toallitas húmedas a mi lado junto con un tubo de cremita anti rozaduras (eso es lo que alcance a leer en el empaque, junto al dibujo de un bebé desnudo boca abajo), esta vez no puso ni el talco, ni el aceite ni el pañal.

-Muy bien bebito, hora del cambio, seguramente ya estás incomodo por la popis ¿verdad? Esperemos que no te hayas rozado tus pompitas.
Me quitó los broches de entre las piernas y me alzo el pañalero completamente, para eso tuve que sentarme, después me alzo las piernas y provocó que me fuera de espaldas. Me quito las cintas del pañal y quito la parte delantera de este descubriendo mi penecito, el pañal lucía completamente mojado y sucio.

-Uy, sí que se hizo popo este niño, que bueno que te puse ese pañal o hubieras provocado un enorme desastre en el comedor, y yo que pensé que eras un adolescente como decías. -Eso último lo dijo en tono burlón.
-Fue tu culpa que me pasara esto, no me dejaste bajar de esa estúpida silla, a cualquiera le hubiera pasado. -Fue lo único que atine a decir en mi defensa.
-No a cualquiera, solo a un bebito cochinito como tú. -Me dijo mientras me volvía a poner el chupón en la boca porque lo había escupido para hablar.
-Ahora estate quietecito porque si no vas a hacer un desastre aquí y tú tendrás que limpiar todo.

No quería ensuciar de popo la alfombra y tener que limpiar, así que me estuve quieto. Sara me alzó las piernas y doblo el pañal hacia adentro, después tomo una de las toallitas y me empezó a limpiar mi pilín, tomo otra toallita y siguió con mis pompis muy delicadamente, me alzo un poco más y quito el pañal de debajo de mí. Siguió limpiando con toallitas y las ponía dentro del pañal sucio, cuando estuvo satisfecha hizo bolita el pañal con una maestría que cualquier enfermera envidiaría.

-Creo que te rozaste un poquito la colita, ponte boca abajo para echarte cemita. -Dijo mientras tomaba el tubo de crema.

La verdad es que si me ardían un poco las pompis y entre las piernas. Me tumbé boca abajo y en unos instantes sentí las manos de Sara untándome con una fresca pomada mi colita, la sensación era realmente placentera. Termino de aplicarme la crema y se limpió la mano con una toallita húmeda.

-Ahora voy a prepararte tu baño nene, quédate quietecito para que la cremita te sane tu colita. Ten para que te entretengas, vi que te gusto mucho ahí abajo en el corralito. -Me dijo mientras me pasaba un cochecito de plástico.

Me quede ahí acostado y Sara salió de la habitación, me sentía muy fresco en ese momento, después de la incomodidad de traer el pañal sucio. Estaba realmente relajado, empezaba a disfrutar ser mimado y consentido. Escuche las llaves de agua de la bañera que empezaban a llenar la tina, recordaba que en la habitación de sus padres había una tina enorme en la que nunca nos dejaban entrar. Escuche que Sara caminaba por el pasillo, y abría y cerraba puertas, no estaba seguro de lo que hacía. Me puse a jugar con el cochecito que me dejó Sara sin quitarme el chupón de la boca ni un solo memento. Creo que me empezaba a gustar y ya lo hacía inconsciente.

Bacinica

Después de un rato me entraron ganas de orinar, esta vez no estaba atrapado en una silla así que tranquilamente podía ir al baño. Me levante de la alfombra y me mire al espejo, estaba completamente desnudo salvo un gorrito y un chupete, me veía ridículo, también note que mi penecito era muy pequeño, me voltee para verme las pompis y vi que ya se había ido todo rastro de la crema, ahora me sentí mucho mejor pues ya no me picaba la piel.
Busqué algo para vestirme que no fuesen esos estúpidos mamelucos, afortunadamente encontré el pantalón de Minions que aún estaba allí. Me lo puse y salí de la habitación, no vi a Sara por ninguna parte, supuse que estaba en el baño de sus padres preparando la tina. Camine por el pasillo tratando de hacer el menor ruido posible, llegue a la puerta del baño. Estaba cerrada con llave. Seguro ese ruido de puertas era Sara cerrándolas con llave.
Bajé las escaleras para ir al baño de abajo, pero la situación fue la misma. Cerrado con llave. No me quedaba de otra más que orinar en el jardín. Estaba a punto de ir cuando oigo la voz de Sara.

-¿En dónde estas nene? Ya está listo tu baño. -Sara bajaba por las escaleras, me encontró enfrente de la puerta del baño.
-¿Que buscas bebé?
-Tengo que hacer del baño pero todos están cerrados.
-Así es, están cerrados porque tú eres un bebito que aún no sabe usar el baño, ¿Qué no recuerdas lo que paso hace un rato después de la cena?
-Esto es ridículo, puedo usar el baño perfectamente, lo de hace un rato fue una trampa.
-Está bien nene, te dejare ir al baño como niño grande, vamos arriba.
Sonreí de felicidad, por fin iba a dejar ese tonto juego del bebé y podría usar el baño por primera vez en el día. Llegamos al baño.

-Espérame aquí ya vuelvo. -Me dijo mientras iba al ático.

Supuse que iría por las llaves aunque se me hizo absurdo que las escondiera en el ático, aunque también era buen escondite porque jamás se me habría ocurrido buscar allí porque me da miedo.
Después de unos minutos bajo con algo grande en las manos cubierto con una tela vieja, dejo el bulto sobre el suelo a un lado de la puerta del baño y le quito el trapo de encima.

-Muy bien nene, aquí está tu bañito para que hagas pis como niño grande.

No lo podía creer, era una bacinica como la que usan los bebés para aprender a ir al baño, seguramente era de mis primos cuando eran pequeños y por eso estaba en el ático. Mi tía es conocida por no deshacerse de absolutamente nada y guardar un montón de cosas en el ático.

-Estás loca si crees que usare eso, prefiero orinar en el jardín.
-Todas las puertas están cerradas con llave, a menos que quieras orinar en el suelo y que mi madre te regañe, tendrás que usarla bacinica, es eso o pañal, niño grande o bebé, tú decides.
No tenía opción, era obvio que quería orinar, pero el pañal era un poco más humillante que la bacinica.
-Tú ganas, pero date vuelta.
-Ok.

Sara se dio vuelta, yo me saque el pilín del pantalón pero era imposible atinarle sin salpicar nada porque estaba hasta el suelo, era una bacinica grande, calcule que si cabria sentado, así que me baje el pantalón y me senté, estaba algo nervioso, pero me relaje y deje salir la pipi. En cuanto empezó a oírse el chorro contra el plástico del fondo Sara se empezó a reír. Yo estaba con la cabeza abajo viendo que todo saliera bien, cuando escuche su risa alce la mirada y la vi con su teléfono celular enfrente de mí con el flash encendido.

-Felicidades, mi niño grande ya hace pipi en el baño estoy muy orgullosa.
-¡Ya deja de grabarme! -Grité enojado mientras trataba de taparme el pene con una mano y quitarle el celular con la otra.

Ella se empezó a hacer para atrás para que yo no pudiera quitarle el teléfono lo que provocó que yo me cayera de la bacinica de frente, por fortuna la bacinica no se cayó pero yo aún seguía orinando. Me levante y note que aún no acababa de hacer pipí, estaba mojando todo el suelo.

-Perfecto el bebé mojo el suelo, y yo que creí que estaba listo para dejar el pañal y usar el baño como niño grande, pero me equivoqué, ahora usaras pañal todo el tiempo y hay de ti si te lo quitas.

Yo estaba subiéndome el pantalón del pijama que se había mojado demasiado por el alboroto.

-Fue tu culpa, te dije que dejaras de grabarme.
-Yo grabo en mi casa o que se me da la gana, ahora tendrás que limpiar este desastre antes de tomar tu baño.
-No voy a lavar nada. -Respondí enojado
-Bueno, ¿entonces ya sabes en donde terminara este video que acabo de grabar y las demás fotos verdad?

Agache la cabeza pensando en todas las burlas que recibiría de mi familia y mis amigos, pensándolo bien trapear el piso que yo había ensuciado no parecía tan malo después de todo, además en mi casa mi madre siempre me ponía a trapear mi habitación y no era algo difícil.

-Está bien, limpiare, pero no le muestres a nadie el video ni las fotografías.
-Ya te dije que si eres un niño bueno y me obedeces nadie sabrá nada de nada.
-¿Me lo juras?
-Lo juro. -Me dijo mientras se besaba el dedo meñique y lo levantaba en el aire. -Te traeré el trapeador, espérame aquí bebé no te muevas y no ensucies nada más.

Sara bajo por las escaleras, yo me quede parado en el pasillo, mis pies y mi pijama estaban llenos de pipi, era realmente incomodo traer la pijama mojada. Pensé en que esto estaba yendo demasiado lejos. Si Sara tenía esas fotos y videos yo estaría a merced de su voluntad por el resto de mi vida, pues los usaría para amenazarme por cualquier capricho, sería su esclavo, y si en algún momento se enojaba, o solo por diversión, los subiría a Facebook o se los pasaría a la familia por whatsapp. Tenía que acabar con esto de una vez.
Pensé que podía robarle el teléfono mientras ella dormía, aunque seguro lo tendría escondido. También podía quitárselo en una distracción, pero si ella notaba que no estaba me volvería a dar nalgadas hasta encontrarlo. Además, todos los iPhone tienen una copia de seguridad para las fotos y videos, y aunque le rompiera su teléfono o me deshiciera de él, ella podría acceder a las fotos desde su computadora.
Lo que debía hacer era tomar el teléfono, borrar las fotos de la memoria y del iCloud también, aunque para esto necesitaba la contraseña, así que sería sumamente difícil deshacerme de esas malditas fotos.
Sara subió por las escaleras con un trapeador y una cubeta en las manos, dejo la cubeta en el suelo y me dio el trapeador.

-A limpiar nene como niño bueno, yo vaciaré la bacinica y la guardare en su lugar, ya vimos que aún no estás preparado para esto.

Tomó la bacinica y la vacío en el baño, después la enjuago en el lavabo y la cubrió con la tela y la subió al ático. En ese tiempo yo ya había terminado de trapear el pasillo.
Sara bajo del ático, tomó el trapeador y la cubeta y los volvió a bajar a su lugar. Cuando regreso entro a su habitación y salió con unos botes de jabón y shampoo, una esponja en forma de osito y muchos patitos de hule.

-Listo bebé, vamos a darte un buen baño, lo necesitas después de todo el desastre que hiciste.

La seguí al baño. La tina estaba sacando vapor y estaba llena de burbujas. Nunca había tomado un baño de burbujas y eso me hacía mucha ilusión. Una sonrisa s dibujo en mi rostro.

-Veo que te gustan las burbujas bebé
No respondí.
-Bueno ahora quítate el pantalón y metete.

Le hice caso. Me quité la pijama enfrente de ella y me metí a la tina, el agua estaba deliciosa. Me recosté, en ese momento Sara echo los patitos de hule y un barquito de plástico a la bañera.

-Quédate aquí a jugar con los patitos, yo tengo que ir a preparar tu cama para la hora de dormir, se bueno y no hagas desastre.

Salió del baño y se llevó mi pantalón mojado, cerró la puerta tras de ella y pude escuchar cómo le metía llave con llave. Intenté relajarme en la tina y lo hice ya que olía muy rico y el agua estaba calientita. Pensé en sacar los juguetes de la bañera, pero eso provocaría que el suelo se mojara y Sara me regañaría así que los deje ahí. Me puse a pensar en cómo saldría de esta.
Vi que había una toalla a un lado de la bañera así que me estire para alcanzarla. Me enrolle en ella para secarme. Salí de la bañera y empecé a buscar en todos los cajones para encontrar algo que me sirviera. Abrí los cajones y solo había cremas y cosas de ese tipo, nada de eso me serviría, deslice el espejo y vi que había muchas medicinas ahí. Empecé a leer los frascos y encontré uno que se me hizo familiar.
Eran las mismas pastillas que mi madre utilizaba cuando no podía dormir. En ese momento vino una idea a mi cabeza. Podía echarlas al agua de Sara y hacer que se durmiera, así aprovecharía para tomar su celular y borrar las fotos, pensé en lo de la contraseña pero recordé que los iPhone se desbloqueaban con la huella digital, entonces podría ponerla mientras ella estuviera dormida. Todo parecía ir a la perfección. El problema sería como sacaría las pastillas del baño, ya que después de salir ella cerraría con llave y yo no tenía nada de ropa para ocultar las pastillas. En ese momento volteé a mi alrededor para buscar una solución y vi los patitos de hule flotando en la bañera. Tome uno y lo seque con la toalla, después vi que tenían una abertura en la parte de abajo en donde va el silbato que chilla cuando los aplastas.
Tomé algunas pastillas y las envolví en papel de baño, después quité el silbato del patito, metí el paquete y lo volví a cerrar. En ese momento me sentía todo un traficante de drogas como los del programa «alerta aeropuerto» en donde la gente pasa drogas dentro de artículos que parecen inofensivos y comunes para contrabandearlos a otros países.
Seguí buscando por los muebles, abriendo todas las puertas y cajones para ver si podía encontrar algo más. Abrí un cajón y encontré un juego de llaves. Las agarré. Me dirigí a la última puerta en la que no había revisado, intente abrirla, pero no lo logre. Estaba trabada. La revisé y me di cuenta de que tenía un pequeño cerrojo. Probé con las llaves que acababa de encontrar y una de ellas abrió.
Abrí los cajones y encontré algo que me dejo atónito, sorprendido y muy feliz. Mi boca se abrió en una enorme sonrisa. Parecía que todos mis problemas estaban por acabarse esa misma noche. O por lo menos la balanza estaba por equilibrarse.

Descubrimiento

Esas puertas se escondían varias bolsas rosas de goodnites con diseños de flores y mariposas, que son pañales para niños grandes y adolescentes que mojan la cama, sabía que Sara lo hacía de más pequeña, pero por alguna razón estaba seguro que ya no. Estaba equivocado. Ella seguía usando pañales para dormir. Como no tenía baño en su recamara tenía que ponérselos en el de sus padres, estarían bajo llave para que sus hermanos no los vieran seguramente, tal vez ellos pensaban igual que yo que Sara ya no tenía esos accidentes nocturnos.
No sabía exactamente qué hacer, pero suponía que Sara se pondría unos esta noche, así que tal vez podía atraparla usándolos o tomarle fotos como ella lo hizo conmigo, aprovechando las pastillas para dormir para no correr el riesgo de despertarla.
Necesitaba estas llaves ya que seguramente eran el juego de toda la casa, así que podría entrar al baño aunque estuviese cerrado, aunque pensándolo bien los pañales no eran tan malos.
Se me ocurrió que podía sacar las llaves en uno de los botes de shampoo, así que tome una bolsa que tenía unos cuantos hisopos y los tire a la basura, envolví las llaves en la bolsa, abrí un bote de shampoo y le vacié un poco en el lavamanos, después metí las llaves dentro del bote y lo cerré bien. No se notaba para nada. Me estaba convirtiendo en un contrabandista experto.
Ordene todo como estaba pues en cualquier momento podía regresar Sara, me quite la toalla y la dejé dentro de un cajón, me metí a la bañera y me espere a que ella llegara. Yo estaba muy impaciente por lo que sucedería en las próximas horas.
Después de un rato llego Sara. Me lavó mi cabello y todo mi cuerpo, nunca nadie me había bañado antes (que yo recordar) y la verdad es que se sentía muy bien, casi me estaba arrepintiendo de mis planes. Cuando termino de bañarme me puso un bata color anaranjado y me enrolló una toalla de winnie pooh en la cabeza ya que mi cabello es un poco largo y rizado.
Ya estábamos saliendo del baño y Sara no había recogido los juguetes ni el shampoo de la bañera, eso me preocupo.

-No vas a sacar los juguetes y el shampoo de la bañera? -Pregunté en tono inocente
-Mañana lo hago, tengo que secarte y prepararte para dormir.
-Puedo llevarme un patito?
Me miró extrañada
-El bebé quiere a los patitos? -Dijo en tono tierno
No respondí.
-Contéstame bebé.
Sabía que si no respondía no me iba a dejar tomarlo.
-Si quiero el patito.
-Está bien ve por él.
Tome el patito y lo metí al bolsillo de la bata, Sara me dio la mano y caminamos hacia su recamara.

Llegamos a la recamara y había un colchón inflable en el suelo cubierto con cobijas con dibujos infantiles, había unas sábanas de plaza sésamo y una frazada de los backyardigans. Sara fue al mueble en donde estaban todas las cosas de bebés que me había comprado. Aproveche la distracción para sacar las pastillas del pato de hule y esconderlas debajo de la cama.
Sara colocó al lado de mí un bote de crema para bebés, el talco y el aceite, también un pañal y un mameluco con diseños de huellas de perro. Cuando termino de poner todo agarró el chupón y me lo metió a la boca.

-Esto es para que no te pongas de inquieto ni me discutas, hay de ti si te lo quitas ya lo sabes.

Empecé a chuparlo, la verdad es que no me molestaba, al contrario, era muy relajante, de verdad esto de ser un bebé me empezaba a gustar y más porque sabía que en unas horas borraría toda la evidencia de Sara en mi contra y no tendría más de que preocuparme.
Sara me quitó la bata mientras me secaba mi cuerpo, lo hacía con mucha delicadeza y ternura, quede completamente desnudo sentado sobre la bata, tomo el bote de crema marca Jhonsons baby y se puso un poco en la mano, luego se la froto con la otra y me la empezó a untar por todo el cuerpo.

-Es una cremita relajante es para que duerma mejor mi bebito

La verdad es que el aroma si era muy rico y relajante. Empezó a frotarme el pecho y luego los brazos, siguió por la espalda y el cuello. Después empezó a untarme en las piernas, cuando terminó me levanto ambas piernas en el aire y me hecho en las pompis, en el vientre y el pene.
Normalmente yo no usaba crema aunque mi madre siempre me decía que me pusiera después de bañarme pero nunca le hacía caso porque me daba flojera, pero esta vez se había sentido muy bien.

-Sostén ahí las piernas, no las vayas a bajar.

Me dijo mientras tomaba el pañal y lo desdoblaba. Me alzó un poco más las piernas y extendió el pañal debajo de mis nalguitas, luego tomo un poquito de aceite y me lo esparció por toda la zona, después abrió el bote de talco y me lo espolvoreo bien en la colita y mi pilín. Yo veía todo desde detrás de mí chupete, la verdad que lo estaba disfrutando. Todos los mimos y las atenciones, además que la combinación de los aromas de la crema, el pañal y el talco eran deliciosos. Termino de colocarme las cintas del pañal y me dio unas palmaditas en la parte delantera.

-Listo mi bebito, ahora a cepillarte el cabello.

Me quito la toalla de la cabeza lentamente, después agarro un cepillo y empezó a cepillarme, nunca me había cepillado antes, no dije nada y solo disfruté el momento.

Cuando estuvo satisfecha tomo la pijama y me la colocó primero por las piernas y después por los brazos, me di cuenta que no tenía la cremallera por el frente si no en la espalda y esta se aseguraba además con botones, sería difícil quitármela.

Maniobra

-Muy bien ahora vamos a cenar y a ver una película
-Está bien. -Respondí levantándome de la cama
-Baja un pañal las toallitas, el talco y el tapete por si necesitas un cambio después de la cena

No respondí nada, solamente tomé las cosas. Aproveche que ella estaba saliendo de la habitación para tomar las pastillas también. Deje el chupete a propósito en la habitación para tener un pretexto para subir por las llaves que había dejado ocultas en el bote de shampoo.
Una vez que estuvimos en la sala, Sara preparaba la cena, eran hotcakes y leche con chocolate. Olía delicioso. Yo prendí netflix y puse la película de como entrenar a tu dragón, pues es mi favorita y además Sara solo me dejaba usar el perfil infantil de la cuenta de netflix.
Sara termino de preparar la cena y llevo los platos a la mesita de centro de la sala, mis hotcakes estaban partidos en pedacitos sobre un plato de winnie pooh, los de ella en un plato convencional y puestos normalmente. Después trajo un vaso de leche chocolatada para ella y un vasito entrenador con leche para mí, por lo menos no era un biberón.

-A comer -Me dijo mientras me daba una cucharita de plástico con el mango en forma de gatito. -Espera, deja voy por tu babero, si no mancharas toda tu pijamita.
-Yo voy por el si quieres -Le dije en tono inocente.
-Muy bien aquí te espero, no te tardes.

Subí lo más rápido que me permitió mi pañal. Me dirijo rápido al baño y tome el shampoo. Fui por el babero a la habitación y escondí bote debajo de la cama, regresaría por el después, también agarre mi chupón y me lo metí a la boca. Ya me había acostumbrado a la sensación de traerlo y era muy agradable. Baje las escaleras con el chupete en la boca y el babero en la mano.

-Hay que bonito mi bebito con su chupón -Me dijo Sara con una sonrisa de ternura en la boca.
Yo le regrese la sonrisa. Pronto la situación terminaría, aunque casi me arrepentía, pues esto de ser un bebe consentido me estaba gustando muchísimo.

Me senté a comer mis hotcakes mientras veía la película, Sara me coloco el babero en su lugar para no mancharme. Yo tenía las pastillas ocultas bajo la manga del pijama ya que esta no tenía ningún bolsillo. Necesitaba que Sara se distrajera para poder ponerle las pastillas en la leche. Me tome rápido la leche de mi vasito para pedirle más a Sara y tener oportunidad de llevar a cabo mi maniobra maestra.

-Sara me das más leche por favor
-Claro mi bebito, te traeré más en tu biberón.
Le sonreí.

Cuando se paró del sillón saqué las pastillas, puse dos sobre la mesa, como eran capsulas las abrí y vacié el polvillo en el vaso de leche de Sara que apenas y había tocado. Revolví la leche con mi cuchara y me tragué las capsulas vacías para borrar toda la evidencia.

-Listo mi nene, aquí está su biberón, veo que ya te acabaste los hotcakes, te quitare el plato.

Sara se llevó ambos platos pues el suyo estaba casi vacío. Regreso y se sentó en el sillón y empezó a beber su vaso de leche.

-Ahora vengo bebé, tengo que ir a ponerme la pijama ya vuelvo.
-Claro, está bien. -Le dije sin dejar de mirar la televisión.

No sabía cuánto tardaría el efecto de las pastillas así que tenía que prepararme. Sara había dejado su teléfono en el sillón, comprobé que estaba bloqueado pero se podía acceder con la huella digital. Lo escondí debajo del sillón para que Sara no tuviese oportunidad de llevárselo y yo no lo pudiera encontrar.
Escuche que Sara venia así que me acurruque en el sillón y conoce a beber de mi biberón para que ella no sospechara nada. Llegó Sara conmigo al sillón y se sentó subiendo ambas piernas, yo estaba recargado de otro lado.

-Ven nene, yo te doy tu bibe para que te duermas.

Me acerqué a ella y me recosté es su regazo, ella tomo con una mano el biberón y con la otra jugaba con mi cabello. Este era el sentimiento más relajante y tierno que había sentido en muchos años. Me relaje tanto que sin darme cuenta, en menos de 5 minutos ya estaba completamente dormido.
[…]
Abrí los ojos muy despacio, la película ya había terminado pero la televisión seguía encendida, volteé la cabeza hacia arriba y Sara estaba perdidamente dormida.
Me levanté despacio para no despertarla. Busque el celular en donde lo había dejado, ahí seguía. Lo tomé, con cuidado agarre un dedo de la mano de Sara para desbloquear el teléfono. No funcionó. Lo intente otra vez. Bingo. Entre a la galería de fotos y borre todo lo que me había tomado, fotos y videos. Entre también al iCloud para borrar las copias de seguridad. Listo. No había más evidencia.

Ahora iba el paso siguiente. Fui a la habitación de Sara por las llaves. Abrí el shampoo con cuidado sobre el bote de basura para no ensuciar nada. Saque la bolsita y tome las llaves. Tire todo a la basura y me limpie las manos con una toallita húmeda. Lo primero que quería hacer era ir por mi ropa. Fui a la habitación de los gemelos y la abrí. Tomé mi maleta y saqué mi ropa. Lamentablemente la única pijama que mi madre me había empacado era la de Minions y estaba mojada por el momento, además era casi tan infantil como la que llevaba puesta. Decidí tomar un short y una playera para cambiarme. Puse la ropa sobre la cama e intenté quitarme el mameluco. No podía. La cremallera estaba en la espalda y aparte se había atascado. Intente por un largo rato desatascarlo, pero me fue imposible, solo me estaba lastimando los brazos y el cuello en esa incómoda posición.

Desistí de mi misión. Tal vez en la mañana le diría a Sara que mi quitara la pijama, ya que no tenía nada con que chantajearme.
Baje a ver a Sara de nuevo. Ahora iba el paso tres. Le levante un poco la blusa de la pijama y le baje el pantalón un poco para dejar al descubierto una parte de su pañal. Para mi suerte se lo había puesto antes de quedar dormida, se me ocurrió que hubiese sido mejor que se orinase en el sillón, pero después caí en cuenta de que ella podría alegar que alguien le echo agua y peor aún, me habría mojado a mí. Le tome varias fotos con su teléfono. Su pañal tenía dibujos de un búho y flores, era color rosado muy lindo. Me envié las fotos a mi correo para tenerlas de respaldo.

Con la misión terminada me dispuse a ir a la cama. Hacia un poco de frio así que fui por una cobija para ponérsela encima a Sara. Después me fui a la habitación de los gemelos y me metí a una cama, tenía ganas de orinar por tanta leche que había tomado, pero no me podía quitar el mameluco así que decidí aguantarme hasta la mañana siguiente. Escondí las llaves debajo del colchón y me puse a pensar en que es lo que haría al día siguiente. No estaba muy seguro. Por un lado, quería dejar de ser tratado de esta forma por Sara pero al mismo tiempo ya hasta lo estaba disfrutando. Inclusive traía puesto el chupete por gusto para dormir en ese momento. Había escondido el teléfono de Sara para que no pudiera hacerme más fotos y también había borrado toda la evidencia, incluso tenía material para chantajearla a ella. Así que ya no corría ningún peligro. Tal vez la dejaría seguir mimándome hasta la noche siguiente, ahí le revelaría que borre toda la evidencia y que dejaría de ser su bebé antes de que llegaran los gemelos y nuestros padres.

Día siguiente

-Buenos días mi pequeño príncipe travieso, veo que me robaste las llaves mientras dormía ¿verdad? -Dijo Sara mientras me daba un beso en la frente y me quitaba las cobijas de encima.

Aún adormilado no sabía que estaba sucediendo, Sara ya se había cambiado de ropa, y seguramente se había quitado también su pañal que uso para dormir. En ese momento no sabía que hacer, terminar el juego de una vez o esperarme un poco más, ese día en la noche llegarían los gemelos, aunque corría el riesgo de que llegaran un poco antes y me vieran personificado en un tierno bebé.
-Buenos días. Le respondí a Sara con voz de dormido, para ganar tiempo cerré los ojos y me cubrí el rostro con las cobijas como si quisiera seguir durmiendo más.
-Muy bien pequeño diablillo hoy es tu último día como bebé, tus padres llegan mañana y mis hermanos no tardarán en llegar. Iré a preparar el desayuno, te haré algo rico ya que ayer en la noche te preocupaste por mí y me cubriste con una manta del frío.

Escuche como Sara salía de la habitación y bajaba las escaleras. Me quité las cobijas y salí de la cama, mi pañal estaba bastante lleno, necesitaba un cambio y además me empezaron a entrar ganas de hacer popó. Saque de mi mochila la ropa que iba a usar ese día, también quería darme un baño ya que esta pijama me hacía sudar bastante, sentía muy incómodo el pañal pues lo traía desde el día anterior y estaba muy orinado, podía sentir la humedad en mis pompis cada que daba un paso.
Me mire en el enorme espejo detrás de la puerta de la habitación, me veía muy lindo, el mameluco hacía demasiado evidente que traía puesto un pañal debajo de él, además que no me había sacado el chupete de la boca durante todo el rato, ya me gustaba mucho el maldito chupete.
De repente el reflejo del espejo cambió bruscamente, la puerta se abrió y Sara entró a la habitación.

-Hola nene, ya está listo el desayuno, vamos
-¿Podría primero cambiarme de ropa?
-Se van a enfriar los hot-cakes que prepare, te cambiamos después de desayunar ¿sale?
-También me quiero bañar
-Esta bien, te baño, te cambio y salimos a dar una vuelta antes de que lleguen mis hermanos ¿te parece bien?
-Bien.
De hecho, si me parecía muy buena su propuesta pues moría de hambre, el aroma de los hot-cakes recién hechos ya estaba llegando al piso de arriba y no quería que se me enfriaran.

Con mucha dificultad baje las escaleras, pues un pañal lleno de verdad que estorba al caminar. Sara puso 3 hotcakes en un plato de mickey mouse y les echo jarabe de maple encima. Llenó un biberón con leche chocolatada y tomó el babero colocándolo en mi cuello.
Devoré mis hotcakes, incluso pedí más, después de beberme todo el biberón me entraron ganas de hacer popo.

-Sara, quiero hacer popo.
-Haz en tu pañalito bebé, para eso es, mientras yo levanto la mesa.
No quería hacerme en el pañal. Decidí aguantar. Sara termino de lavar los trastes y fue a poner la bañera.
-Listo nené el baño está listo ven para que te quite ese pañal sucio antes de tu baño. -Me dio unas palmaditas en el trasero y me lo olfateo. -¿No hiciste popo nene?
-No quiero hacer en el pañal, quiero hacer en el baño.
-Pues es hora de la ducha, y no quiero accidentes de popó en la tina, así que hasta que no hagas popis en el pañal o no habrá baño ¿oíste?
-Está bien. Definitivamente no tenía otra opción. Me puse en cuclillas y dejé fluir todo, Sara me veía con ternura.
-¿En dónde dejé mi teléfono? me encantaría tomarte un video te ves tan tierno.
Termine de hacer popo, mi pañal estaba realmente pesado y se veía un enorme bulto en mi trasero, además que el olor empezaba a ser evidente.
-¿Terminaste? -Dijo Sara con ternura
-Si.
-Bueno ahora si vamos a quitarte ese pañal apestoso y darte un buen baño.

Subimos las escaleras hasta su cuarto, me acosté en el tapete como ya era costumbre. Sara tomó un pañal, y toallitas húmedas del mueble y las llevo hasta mi.
-Date la vuelta para que pueda desabrocharte el mameluco.
Hice lo que me dijo, solo me deje llevar mientras ella me quitaba la pijama y el pañal sucio, me levanto las piernas y desabrocho el pañal con cuidado, me limpio bien toda el área con mucho cuidado y delicadeza.

-Ya estás mi niño, bien limpito, aunque un poco rozadito, después del baño te pondré cremita ¿de acuerdo?
-De acuerdo.
Me metí a la tina y comencé a jugar con la espuma y los patitos. Sara me lavo mi cabello y el resto de mi cuerpo. Cuando termino me dejo en la tina mientras ella ordenaba su cuarto que estaba hecho un desastre. Tardó casi una hora en regresar, pero no me importó ya que yo estaba bastante entretenido en la bañera con los juguetes y la espuma.

-Hora de salir, nene, ya debes estar todo arrugado como pasita.
Me reí por el comentario, y a decir verdad mis dedos de manos y pies si estaban como pasitas. Me sacó de la bañera con una toalla, me envolvió completamente y me acostó en su cama. Me puso el chupete en la boca mientras yo jugaba con uno de los peluches de la cama. Me puso crema en todo el cuerpo y pomada entre mis piernas y mi colita que estaba un poco rozada.

-¿La ropa que sacaste de tu maleta es la que quieres usar hoy bebé?
-Si, ¿me vas a poner mi ropa por fin?
-Si, mis hermanos pueden llegar en cualquier momento y no queremos que te vean en mameluco de ositos ¿o si??
-Para nada. Dije riendo.

Mi maleta y la ropa que saqué estaban en la habitación, Sara colocó la ropa a mi lado excepto los calzoncillos. Tomó el bote de talco y un pañal del mueble y se volvió a la cama en donde estaba yo acostado.

-¿Porque traes ese pañal, no me ibas a poner mi ropa ya?
-Si nene, la ropa si, pero el baño sigue prohibido para ti, seguirás usando pañal hasta que tus padres te recojan, y más te vale no contradecirme porque sabes que puede pasar ¿verdad?

En ese momento iba a soltar toda la verdad, que ya había eliminado las fotografías y videos de su teléfono que tenía una copia de las llaves de todos los baños y además tenía fotos de ella usando pañales. Lo pensé por un momento, pero decidí calmarme, tal vez sería contraproducente, sería mejor que ella creyera que aún tenía el control de todo, y yo me podría escapar al baño por si necesitaba hacerlo.

-Está bien

Sara me echo talco en toda el área, me levantó las piernas y con mimos me coloco el pañal en su sitio, abrocho fuerte las cintas y me dio unas palmaditas entre las piernas. después tomó el resto de mi ropa y me comenzó a vestir. cuando acabó puso el clip del lazo de mi chupón en mi playera para que no se me perdiera. Me puso mis calcetas y mis tenis.
Me levanté de la cama y me mire al espejo, los pantalones disimulaban perfectamente los pañales, así que me sentía mucho mejor, los gemelos no lo notarían si me vieran así.

Último día

Nos pusimos a recoger la casa, limpiar la cocina y la sala, ordenar la recamara y secar toda el agua que habíamos tirado en el baño, también guardamos todas mis cosas de bebé en un baúl debajo de la cama de Sara a excepción del paquete de pañales medio terminado, las toallitas húmedas y el talco.
Estábamos en la sala ordenando cuando escuchamos el sonido del auto de los gemelos entrando por el estacionamiento.

-Ninguna palabra de esto a mis hermanos de acuerdo?
-De acuerdo, pero pronto llegaran nuestros padres y no puedo estar con el pañal todo el día.
-Eso lo veremos después, por lo pronto hazme caso en todo lo que te diga o ya sabes en dónde terminarán tus fotos.
Solté una pequeña risa recordando que ya no había ninguna fotografía en el teléfono de Sara con la que pudiese chantajearme, así que me limité a asentir con la cabeza.
-Pon los videojuegos si quieres en lo que yo termino de arreglar mi habitación. -Me dijo

¡Los videojuegos!, durante todo el fin de semana no había podido jugar FIFA por culpa de Sara, aunque al principio estaba muy disgustado creo que ser mimado como bebé terminó siendo más divertido. Me senté en el sillón y prendí la televisión para comenzar a jugar, en ese momento los gemelos entraron.

-Te la pasaste todo el fin de semana jugando FIFA verdad?
-No, en realidad…
-No importa, estamos muertos de sueño y con resaca, no nos molesten hasta que lleguen mis padres, puedes seguir con lo tuyo y dile a mi hermana que no toque la puerta de nuestra habitación a menos que se esté incendiando la casa, no hagan demasiado ruido.

Los dos subieron las escaleras, escuché el sonido de la puerta de la habitación cerrándose con seguro. se veían bastante desvelados y olían un poco raro, pero la sonrisa en sus rostros revelaba cuánto se habían divertido en su superfiesta. Aproveche el medio tiempo para ir a la cocina por agua y hacerme un sandwich, pues aún no era hora de la comida, pero los nervios del juego me abrieron el apetito. Tomé un vaso de la alacena y lo llené con agua, me di cuenta de que era la primera vez desde que llegué a esa casa que tomaba agua en un vaso normal y no en un vasito entrenador o un biberón. Me prepare un sándwich y regrese al sillón. El segundo tiempo comenzó y yo estaba un punto abajo del marcador, tenía que recuperarme para por lo menos empatar el partido, pasaron unos 10 minutos muy reñidos cuando me entraron ganas de hacer pis, decidí aguantar hasta el final del partido pues es un juego en línea y no se puede pausar. Continue jugando y en ninguna de las dos porterías había entrado el balón.

Sonó el teléfono de la casa pero no le presté atención, estaba tan concentrado en el partido que ni me di cuenta cuando dejo de sonar.
Era el minuto 75 y el partido estaba que arde, de repente una sensación tibia y húmeda llenaron la parte de enfrente de mis pantalones, me estaba orinando, quise detenerlo, pero no pude, deje salir todo y segui jugando, me saque un poco de onda porque me había orinado sin siquiera darme cuenta, no le di mucha importancia porque en ese momento anote un glorioso gol. Empecé a gritar de emoción, pero en ese momento ahogue mis alaridos de celebración pues recordé que los gemelos estaban durmiendo y me habían pedido no molestar ni hacer ruido. Seguí jugando con el cuerpo lleno de adrenalina y el pañal lleno de pipi.

Terminó el partido quedando 1 a 1. Fue un juego glorioso, yo siempre perdía, pero ahora le metí un gol a mi contrincante que me supo a victoria.
Deje el control a un lado y noté que mi pantalón se notaba bastante abultado. Subí las escaleras para ir por mi maleta y ponerme mis calzoncillos para terminar de una vez por todas con esto de ser un bebé, mis padres estaban por llegar y yo no podía dejar que me vieran con un pañal debajo del pantalón, que seco no se notaba, pero ahora que me había orinado llamaba la atención. Toque la puerta de Sara para agarrar mi maleta y sacar mi calzoncillo, no sabía cómo le explicaría a mi madre que toda mi ropa excepto la pijama estuviera completamente limpia, pero igual no era como que me preocupara mucho, solo fue un pensamiento fugaz.

-Entra -Se escuchó desde dentro de la habitación.
Entre y Sara estaba sentada en su computadora, en la recamara ya no había rastro de pañales ni de ningún otro artículo para bebés.
-Si tienes hambre toma algo del refrigerador, mis padres llamaron hace un rato, dijeron que llegaban en una hora más o menos y que íbamos a salir a comer. Y de ahi tu y tus padres se irían.
-Esta bien, solo necesito mi maleta para sacar mis calzoncillos.
Sara volteo a verme y me sonrió con ternura.
-Aww el bebé mojo su pañalito, podías ir al baño, están abiertos todos, a no ser que haya sido un «accidente».
-Cállate, y dime en dónde está mi maleta.
-No lo sé, según recuerdo está en el cuarto de los gemelos, puedes ir por ella y cambiarte.

Claro que no podía, mis primos habían advertido que no los molestara, además que estaba cerrada con llave su puerta. No podía quedarme con el pañal mojado, en cualquier momento llegarían los adultos y notarían el pañal debajo de mi pantalón. No quería estar sin calzoncillos tampoco pues esos pantalones le quedaban algo ajustados y además que el zipper del pantalón le lastimaría el pene, como ya alguna vez lo había experimentado.

-Me… Me puedes dar un pañal limpio para cambiarme este.
-Claro que si mi bebito, pero acuéstate en mi cama que yo misma te lo cambió
Le hice caso, a final de cuentas yo no sabía cómo ponerme un pañal y además tendría que limpiarme y ponerme talco.
Sara sacó de su baúl un pañal, las toallitas y el talco, los puso al lado de mí y me desabrocho el cinturón y el pantalón, bajó el zipper y me bajó el pantalón hasta los tobillos, desabrocho las cintas del pañal con dulzura mientras me hablaba como a un bebé, en ese momento me entraron ganas de tener mi chupete en la boca pero como no lo tenía me metí el pulgar.

-Aww eres un nene muy tierno. -Dijo mientras continuaba con lo suyo.

Me quitó el pañal mojado y me subió las piernas, con toallitas me limpio bien las pompis y extendió el pañal nuevo debajo, me roció con muchísimo talco, acomodo el pañal, me bajó las piernas y lo cerró firme sobre mi panza. Me subió el pantalón y me lo abrochó junto con el cinturón.

-Listo mi niño, ahora ve a tirar ese pañal mojado al bote de afuera, no queremos que nadie lo vea ¿o si?
Tome el pañal y lo saque de la casa. Cuando entre Sara estaba en la cocina preparándose un sándwich de mermelada.

-¿Me preparas uno a mi?
-Claro mi nenito, prende la tv si quieres

Encendí la tv y estaba el canal de nick jr. pasaban Go-Diego Go, recordé que veía mucho esa caricatura cuando era niño así que le dejé ahí, además que tenía el bloque infantil y no había mucho que pudiera ver. Sara me llevo el sándwich y un vaso con leche. Comimos y vimos la tv durante un buen rato, Sara se subió a su habitación a cambiarse y yo seguí viendo el programa, de repente me entró sueño y me quedé adormilado, pero desperté porque escuché alboroto, sentí una mano en mis hombros y la voz de mi madre.

-Fer, despierta ya llegamos, ve por tus cosas y súbelas al auto
-Claro
Dije medio adormilado. Mi madre me dio un beso y un abrazo.
-Estabas viendo esa caricatura para bebés?
Preguntó mi tía curiosa con una sonrisa en la cara
-Ah… no, estaba viendo otra cosa, pero me quede dormido y seguro que empezó después y no me di cuenta.

La respuesta la dejó satisfecha. Apagué la tv y subí las escaleras. Me encontré a los gemelos en el pasillo, se acababan de bañar y no tenían rastros de la resaca anterior. Entré a su cuarto y tomé mi maleta. Bajando las escaleras me encontré a Sara que me sonrió tocándome el pañal en las pompis por encima del pantalón sonriendo.

-¿Cómo te trato tu primo hija? -Le pregunto mi padre a Sara
-Muy bien tío, gracias, es un buen chico, creo que ha madurado bastante.
Mi padre al oír esto me acarició la cabeza. Todos subimos a los autos y nos fuimos a comer.
Terminamos de comer y ya estaba oscureciendo, nos despedimos y mis padres y yo nos subimos al auto. Me preguntaron qué había hecho el fin de semana y yo les inventé que había estado jugando videojuegos con mis primos y algunos juegos de mesa con Sara. Me dijeron que estaban muy orgullosos por mi buen comportamiento, que se notaba que ya había madurado y que ya no era un niño pequeño. Acepté los halagos y después de un rato caí perdidamente dormido.
Desperté en mi cama, no recordaba cómo llegué ahí, seguramente mi padre me había llevado cargando como a veces lo hacía cuando me quedaba dormido en el sillón. Me quité las cobijas de encima porque tenía un poco de calor y me di cuenta de que traía puesta mi pijama de superman y el pañal se sentía abultado, húmedo y calientito.

– 🍼-

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