Confesiones ABDL #4 | Tu primera vez usando pañales en público

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Recuerden que estas son experiencias reales, mantengámoslo así, para historias de ficción pueden leer el resto de mi contenido.


chico en pañales comprando en una tienda

Era época de exámenes, soy un chico que siempre por estas fechas mojaba la cama un par de veces, las suficientes para que nadie se diera cuenta, pero tantas como para buscar alguna solución a que nadie se diera cuenta.

Mi hermana menor apenas hacia dos años había dejado de mojar la cama y mi madre le hizo llevar Drynites, por eso quería evitar que mi madre se enterase. Mi madre me mandó un día a buscar bajo las escaleras (donde guardábamos cosas) una vieja cafetera, la encontré y también encontré la caja de los viejos Drynites de mi hermana, me lo pensé un poco e impulsivamente tomé un par, los escondí entre mi pantalón y salí como si nada.

Tras entregar la cafetera muy nervioso fui a mi habitación y me puse uno para ver si me quedaba, me quité el pantalón, tiré los calzoncillos y me puse el pañal avergonzado, pues era rosa con estampados de mariposas lol. Me quedaban “bien”, intenté caminar con ellos y hacían algo de ruido, pero en ese momento escuché a mi madre acercarse a la puerta, no me dio tiempo de quitarme el pañal y simplemente me subí el pantalón de Jean negro.

Me puse nervioso pues pensé que ella había notado algo pero no, simplemente me mandó al super a comprar cosas, le iba a decir que primero me cambiaría pero no tenía sentido pues ya estaba vestido, así que casi a empujones me mandó al super, tuve que ir con el pañal puesto, no me hice pis pero si fue muy vergonzoso, allí iba yo con mis jeans negros, camiseta gris, chaqueta de Jean negro, botines y debajo de eso un pañal rosado con mariposas.

– Alex

Un día estaba en mi cuarto y me puse un pañal de bebé y se me olvidó quitármelo. Entonces fui a la tienda y sentí muy tibio la ingle y en eso vi que traía el pañal puesto y me dio una vergüenza muy buena y me dio pena volverlo a hacer, entonces nada más lo hago pero me aseguro que no hacerme del baño en el pañal en la calle.

– El niño de 9 años que se siente bebé

La primera vez que use pañales en público fue en una mañana de invierno. Me tocaba comprar algo para mí desayuno pero como me puse un pañal debajo de un pantalón deportivo no se notaba, fui a la tienda pero a mitad de la fila para pagar tuve que usar el pañal ya que había tomado mucha agua la noche anterior. Fue una situación vergonzosa pero satisfactorio.

– Isai

Sinceramente lo usé dos veces en público.

La primera vez fue cuando tenía 7 años, mi hermano mayor mojó la cama, y por celos lo quería en puré. Para que dejara de hacer berrinches, mi mamá decidió ponerme un pañal, pero sin pantalones y salimos de la ciudad. Al principio lloré, luego, después de darme cuenta de que ya no podía hacer nada seguimos caminando, como no tenía pantalones todos me miraban y alguien me decía pero ¿no eres muy grande para pañales? Eran Pampers si no me equivoco, y sí, me lo hice encima poco tiempo después. No hace falta decir que rompí a llorar y mi mamá tuvo que cargarme en brazos por el resto de la noche.

Luego cuando tenía 15 años los use en público por primera vez, pero esta vez en secreto nadie se dio cuenta a pesar de que después me oriné sobre ellos, eran de Lines. Me sentí extremadamente avergonzado pero muy feliz en mismos tiempo.

– Thiagù

Mi primera vez en la calle con pañal, fue con mi mamá spanker.
Que fuimos a cenar y me obligo a llevar pañal y usarlo.

– Adrián

Bueno… es algo que hasta ahora me sigue dando vergüenza recordar. Fue en aquel campamento de verano, cuando tenía 15, y sí, fue una de las cosas más incómodas que me han pasado. Fue un desastre.

Era la primera vez que iba a un campamento sin mis papás, solo con amigos y compañeros del cole. Yo estaba emocionado, pero había un tema que me preocupaba: mi problema de incontinencia. Tenía problemas con mis esfínteres (que gracias a Dios ya no, logré recuperar por tratamientos y medicamentos y ahora llevo una vida normal). Sabía que tenía que llevar pañales y quería mantenerlo en secreto a toda costa. En los primeros días logré manejarlo bien, siempre llevaba pañales de repuesto y me cambiaba sin que nadie se diera cuenta.

Pero en el cuarto día nos dijeron que haríamos una excursión larga por el bosque. Fue cuando las cosas comenzaron a complicarse. En mi prisa por no parecer raro y no cargar tanto peso, olvidé llevar un pañal extra en la mochila. Al principio pensé que no importaba, pero a mitad de la caminata ya empezaba a sentirme incómodo. Y cuanto más caminábamos, peor me sentía, porque el pañal estaba alcanzando su límite.

Entonces, en un momento, mientras intentaba mantener el paso con el grupo, sentí cómo ya no podía contenerlo más. No había forma de detenerlo, y en cuestión de segundos, el pañal se terminó de llenar por completo de popó. Sentí una mezcla de vergüenza y pánico que apenas podía disimular; fue como si todo el mundo se diera cuenta, aunque nadie me miraba. No podía caminar bien, y el pañal pesaba tanto que era imposible ignorarlo, lo peor era la temperatura y me sentía bastante incómodo (quiero aclarar que para intentar disimular, ya que mis shorts se veían abultados me amarre una sudadera a la cintura cubriendo la parte trasera de mi shorts).

Justo en ese momento, Liam, que iba a mi lado, me notó rato (caminaba como pato) me miró con una mezcla de preocupación y curiosidad y me preguntó: “Estás bien men? Te veo… como incómodo”

En ese momento pensé en inventar una excusa, pero ya no podía ocultarlo, así que le confesé la verdad, con la cara completamente roja. Le dije en voz baja que llevaba pañal y que, bueno… que se había ensuciado. Yo estaba seguro de que se iba a reír o algo peor…que le iba a decir a todos, juro que estaba al borde de chillar, pero en vez de eso, me puso una mano en el hombro y dijo: “No te preocupes, Vamos a buscar cómo salir de esta sin que nadie lo note”

Ese gesto me alivió un montón. Liam me ayudó a salir de ahí sin que nadie más sospechara nada, y cuando regresamos al campamento, pude cambiarme sin que nadie se enterara. Desde entonces, él y yo hemos sido mejores amigos, y hasta ahora lo recordamos como una anécdota incómoda, pero también como el momento en que me di cuenta de que podía confiar en él para cualquier cosa (No voy a negar que hasta el día de hoy le di la confianza de que él me cambie el pañal) incluso en ocasiones cuando recordamos lo sucedido en el campamento siempre me dice: “Oye bebé, hueles feito, espero que tenga pañal de repuesto”

Y bueno eso todo, a día de hoy seguimos siendo amigos.

– Anónimo


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