Experiencias pañaleras | Capítulo 1: El origen

Chico durmiendo chupandose el dedo

Es complicado descubrir cuando inició el gusto por algo, sea lo que sea. Normalmente nuestros gustos se afianzan en la primera infancia, les aseguro que es casi imposible recodar el momento en el que su fruta favorita se convirtió en su fruta favorita, en que momento decidieron que les gustaban los dinosaurios o las naves espaciales, porque su platillo favorito es ese, o porque cierta música nos da alegría o paz.

El lector no me dejará mentir, probablemente no recuerda en que momento inició su gusto por el tema ABDL. Sean solo los pañales, solo las cosas infantiles o ambas. Para quienes iniciamos con esta curiosidad desde muy pequeños es complicado identificar en que momento sucedió. Normalmente será una mezcla de muchos factores y circunstancias externas a nosotros. Freud diría que esta relacionado con el desarrollo psicosexual, y puede que tenga algo que ver, aunque no todo.

He identificado a varios grupos de ABDLs, específicamente grupos divididos en cuanto su interés por el ABDL, esto por todos los años que llevo en la comunidad, conversando con decenas de personas en línea.

El primer grupo, son personas que lo descubrieron por alguna pareja o amistad que ya tenía gusto ABDL, puede que esta persona externa quisiera un cuidador o en caso contrario, a alguien para cuidar y le haya contado a esa persona sobre el tema, convenciéndolo de participar en el juego, esto inicia en la adolescencia o adultez temprana.

El segundo grupo son personas que lo descubren debido a la literatura (maldito Wattpad), esto ocurre al encontrar lecturas ABDL esparcidas entre fanfics, historias yaoi, bdsm, omorashi, etc. Descubren el ABDL y les llama la atención como otro fetiche más, esto suele iniciar en la preadolescencia y adolescencia.

Y el tercer grupo, personas que tienen el gusto desde muy pequeños, la atracción por los pañales principalmente, aunque también por otras cosas de bebé o ser tratados como bebés. Estos gustos son difíciles de encontrar un origen, a diferencia de los grupos que mencioné anteriormente, en donde hay una causa clara, aquí suele ser una mezcla de experiencias que los lleva a esta afición. Yo pertenezco a este tercer grupo, del cual intentaré encontrar el origen, contando recuerdos de mi infancia que tal vez pudieron llevarme a esta afición.

Mojar la cama

Tengo que aclarar, para este párrafo y los demás, que mis recuerdos inician por ahí de los cinco años de edad. Así que cualquier cosa que recuerde tiene que ser mínimo a los cuatro o cinco años.

Se que es normal que los niños menores de seis años tengan “accidentes nocturnos”, pero yo tengo recuerdos de que me pasaba seguido. No recuerdo realmente qué edad tenía, pero seguramente era mayor de seis años, creo que ya iba a la primaria (en mi país, la primaria es la escuela a la que vas desde los seis hasta los doce años). Afortunadamente no tengo recuerdos de que mis padres me regañaran o me golpearan por esta situación como suele ocurrirles a muchas personas. Solo recuerdo que me levantaba y buscaba a mi madre en su recamará, diciendo: -Mamá, me mojé -Algo triste la verdad, ella me quitaba la pijama y me ponía una nueva. No recuerdo si yo regresaba a dormir a mi cama mojada o en donde dormía después de mojar las cobijas y el colchón, tampoco como hacia ella para lavar las sábanas, si mi colchón tenía un protector plástico o que pasaba alrededor de todo eso. Lo único que recuerdo es a mi mamá cambiándome la pijama. Nunca me regañaron, castigaron, humillaron ni nada por el estilo, tampoco recuerdo haber ido al médico por esa causa. Tampoco se mencionó el uso de pañales, conociéndome hubiera sido muy humillante para mí, pues por irónico que parezca, de niño era muy poco infantil, siempre estaba interesado en cosas que no eran tanto para niños pequeños.

Las meadas nocturnas terminaron en algún momento, y desde ese momento no volví a tener esos accidentes nocturnos.

Hacerme pipí en el kínder

Como les mencioné al principio, mis recuerdos inician en el kínder (el jardín de niños o kínder, en mi país, es la escuela a la que vas desde los tres o cuatro años, hasta los seis años). Tengo una prima que es de mi misma edad, por lo que íbamos juntos al kínder, en el mismo salón y todo. Mi tía trabajaba en ese kínder, era una de las maestras. Después de clases ella me llevaba a su casa junto con mi prima y mi madre ahí me recogía, por este motivo mi prima y yo teníamos que quedarnos un poco después de la salida, pues mi tía tenía cosas que hacer y organizar después de clases, seguramente nos quedábamos ahí solos una o dos horas más. Era una escuela pequeña, pero tenía un jardín muy bonito con juegos para niños en el que nos pasábamos el tiempo de espera hasta que nos íbamos a su casa.

Tengo recuerdo de algunas escenas en donde yo me hacía pipí en los pantalones. No recuerdo estarme orinando, pero si recuerdo haberme orinado, con los pantalones con una mancha oscurecida. Mi prima y yo íbamos con mi tía a contarle lo sucedido y ella solo me decía que fuera al sol a secarme. Tampoco me regañaba ni me humillaba.

Recuerdo solo un accidente de popó, y en realidad este fue por un mal manejo de las circunstancias pues creo que se pudo haber llevado de una mejor manera por mí, pero a los cinco años no tienes mucha experiencia para pensar rápido. Verán, yo fui al baño a hacer pipí. Me bajé los pantalones y el calzoncito hasta las rodillas como buen niño, sostuve con mis manos mi penecito y me puse a orinar, según yo solo tenia ganas de hacer pipí, no de hacer popó, pero por alguna razón al momento de estar orinando empezó a salir la popó involuntariamente. Volteé a ver lo que sucedía a mis espaldas y vi ese pedazo marrón saliendo de mí, y en lugar de hacer lo mas racional y sensato que era, sentarme en la taza del baño para que todo cayera ahí, decidí que era mejor idea dejar que cayera en mi calzoncito y hacer como si nada hubiera pasado. Obvio no funciono. La maestra se dio cuenta del olor, pero no encontró al culpable, creo que era casi la salida, solo recuerdo haber sido recogido por mi madre con popó en mi calzoncito, y creo que así nos fuimos caminando a la casa.

Recuerdo un accidente más, pero yo ya estaba más grande, ya iba en la primaria, tendría unos siete u ocho años, estaba en la calle y no aguante, casi llegando a casa deje salir toda la pipí en mis pantalones.

Como mencione en las anécdotas anteriores, nunca se me regaño, castigo o humillo en estas situaciones. Pero si había una cosa con la que mi madre siempre me regañaba.

Chupadedo

Todos los niños pequeños se chupan el dedo, tal vez es el pulgar, índice, más de un dedo, etc., es algo normal. Pero recuerdo que yo deje de chuparme el dedo siendo ya muy grande para eso, tal vez hasta los ocho o nueve años. Mi madre siempre me decía que dejara de hacerlo, que me iba a poner chile o ajo en el dedo para que dejara de hacerlo, incluso algún día recuerdo que amenazó con colgarme un chupón del cuello cuando saliéramos a la calle. Obviamente nunca cumplió esas amenazas, pero siempre me estaba recriminando de que dejara de hacerlo. Lo hacia solo al dormir, pues si ella me veía haciéndolo me regañaba. Esto terminó por sí solo.

En todos estos eventos, no recuerdo nunca sentir el deseo de estar usando pañales, de hecho, yo sentía aversión a las cosas infantiles, la típica edad en la que, aunque aún eres un niño pequeño, ya no quieres ser considerado así, entonces la idea de usar pañales nunca se manifestó en esos accidentes.

Usar pañal?

La primera idea de un pañal recuerdo que tuvo que ser cuando tenia unos cinco o seis años, tal vez un poco más, empieza en la exploración de los genitales. La sensación placentera de manipularlo, no como una masturbación, y aquí solo los hombres me entenderán, pero cuando se tiene una erección surge una necesidad de tocar el pene, y oprimiéndolo con suavidad con la mano la sensación de placer es suficiente y da comodidad. Mi calzoncito era muy flojo, entonces cuando mi penecito estaba en ese estado y yo tenia que aplastarlo con la mano, pensé que, si tuviera un calzón más firme sería bueno, así sentiría el alivio o el placer sin tener que agarrarme el pene, mi mente pensó que un calzoncito normal no podría hacer eso porque la tela no era apretada, entonces pensé en que un pañal bien sujeto si podría tener ese efecto. Creo que ese fue el momento en el que relacione el pañal con la satisfacción genital. De ahí no hubo marcha atrás.

A partir de ese momento, cuando veía un comercial de pañales en la televisión me ponía muy nervioso, trataba de disimular, pero me gustaba mucho verlos.

Entonces nació la curiosidad: ¿Qué se sentirá usar un pañal?

Hasta ese momento únicamente me interesaban los pañales, las cosas de bebé me eran bastante indiferentes.

3 comentarios en “Experiencias pañaleras | Capítulo 1: El origen”

  1. Hola Tommy, nos estábamos escribiendo en Instagram pero creo que tu cuenta ha sido eliminada. Por favor vuelve a escribirme. Me encantó hablar contigo. Soy Baby_thiago.me

  2. Yo recuerdo que siendo bastante pequeño encontré en un cajon los pañales reusables que me habían puesto y solo verlos senti un cosquilleo. Eran se ule, su olor me excitaba y quise ponermelos pero ya eran pequeños para mi, pero ae quedaron grabadas a fuego esa sensaciones ue luego busque ennpañales improvisados con bolsas de plástico y almuadas que me ponia hasta correrme en ellos.

  3. Yo recuerdo que siendo bastante pequeño encontré en un cajon los pañales reusables que me habían puesto y solo verlos senti un cosquilleo. Eran de ule, su olor me excitaba y quise ponermelos pero ya eran pequeños para mi, pero se quedaron grabadas a fuego esas sensaciones que luego busque en npañales improvisados con bolsas de plástico y almohadas que me ponia hasta correrme en ellos.

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